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Costes de la prueba

Los costes de las pruebas, es decir, los costes de una prueba, suelen calcularse en función del formato que se vaya a probar y del número de pruebas. El hecho de que se hagan varias pruebas de un mismo motivo o de distintos motivos suele ser irrelevante. 30 pruebas de una página cada una cuestan lo mismo que una prueba de 30 páginas diferentes, ya que el tiempo de RIP no es decisivo para los talleres de pruebas en términos de costes, sino más bien la tinta y el papel en el que se imprimen las pruebas.

Los proveedores reputados hacen pruebas exclusivamente con tintas originales y papeles de prueba certificados por la Fogra, que además tienen un buen grosor, de unos 250 gr/m² para los papeles cuché y de unos 150 gr/m² para los papeles no estucados. Al utilizar papeles no certificados de menor gramaje y, sobre todo, al emplear tintas y sistemas de impresión compatibles baratos, algunos proveedores de servicios ofrecen pruebas baratas, pero éstas pueden acarrear problemas debido a la calidad inferior de los materiales. Los soportes de prueba no certificados, por ejemplo, no han aportado ninguna prueba de durabilidad en términos de envejecimiento mecánico, mientras que las tintas baratas alternativas provocan a veces efectos de metamerismo incontrolables.

Algunas imprentas, en particular, también ofrecen una "prueba" que crean internamente sin evaluación de la cuña de medios. Conocemos personalmente una imprenta cuyo "dispositivo de pruebas" no se ha recalibrado desde 2003. La calidad de estas "impresiones en color" puede ser decente, pero, por supuesto, nunca podrá alcanzar la precisión de una "prueba de contracto" conforme a la norma "ISO 12647-7:2016".

En 2016, se actualizó la norma ISO 12647-7, y con la publicación de una nueva norma, es decir, la ISO q12647-7:2016, la norma anterior queda automáticamente derogada. Sin embargo, muchos proveedores no mantienen su software actualizado y, por lo tanto, producen "pruebas" según la norma "ISO 12647-7", pero no según la norma más reciente. Estas pruebas no se ajustan a la norma y, por tanto, no son de color ni legalmente vinculantes. Para los usuarios finales y los compradores, sin embargo, estos detalles son difíciles de entender.

La certificación FOGRA ayuda en este sentido: quien posea una certificación FOGRA actual y válida debe presentar pruebas de color y pruebas jurídicamente vinculantes de acuerdo con las normas más recientes. Y como la certificación sólo es válida durante un año, debe expedirse una nueva certificación, también válida según los criterios más recientes, al cabo de un año como máximo.Las empresas que deciden no obtener dicha certificación suelen tener buenas razones para ello.

 

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