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Kelvin

Kelvin es una unidad absoluta de temperatura utilizada en ciencia.

La temperatura de color de una fuente de luz, un monitor o una imagen, definida en Kelvin, corresponde a la temperatura de un objeto absolutamente negro si brillara en esta blancura. Aquí tienes una explicación más detallada:

Radiador de cuerpo negro y ley de radiación de Planck:

Un cuerpo negro es un objeto hipotético que emite radiación electromagnética en función de su temperatura. Max Planck desarrolló la ley de radiación de Planck para describir las propiedades de radiación de un radiador de cuerpo negro. Esta ley establece que la distribución espectral de la radiación emitida depende de la temperatura del cuerpo negro. A temperaturas más altas, el cuerpo negro emite más energía a longitudes de onda más cortas (frecuencias más altas), lo que hace que la luz parezca azulada. A temperaturas más bajas, la emisión es mayor a longitudes de onda más largas (frecuencias más bajas), haciendo que la luz aparezca rojiza.

Aplicación a fuentes de luz reales:

En la práctica, las fuentes de luz reales, como las bombillas incandescentes, las lámparas fluorescentes, la luz diurna, etc., no pueden considerarse cuerpos negros perfectos. Sin embargo, con la ayuda de la ley de radiación de Planck, podemos definir una temperatura que describa el tono de luz que tendría esta fuente con radiación negra ideal. Esta temperatura definida se mide en Kelvin y se denomina "temperatura de la luz".

Temperaturas de color en la práctica:

El uso de la unidad Kelvin para medir la temperatura de la luz permite una descripción normalizada y objetiva de las fuentes luminosas. Las fuentes de luz con valores Kelvin más bajos (por ejemplo, 2000 K - 3000 K) se perciben como "cálidas" o rojizas, mientras que las fuentes de luz con valores Kelvin más altos (por ejemplo, 5000 K - 6500 K) aparecen como "frías" o azuladas.

Aplicaciones:

El uso de Kelvin para describir la temperatura de la luz es importante en muchos ámbitos. En fotografía y producción de vídeo, elegir la temperatura de luz adecuada puede influir en el estado de ánimo y la atmósfera de una imagen. En luminotecnia, el uso de los valores Kelvin ayuda a seleccionar las fuentes de luz que crean la calidad de color y la atmósfera deseadas. En la gestión del color, tener en cuenta la temperatura de la luz permite una reproducción exacta del color en distintas pantallas e impresoras. La luz diurna se define como 6.500 Kelvin, mientras que para la impresión en Europa se aplica una temperatura de color de 5.000 Kelvin con la luz estándar D50. Los monitores para el procesamiento de imágenes suelen calibrarse a 5.800 Kelvin, ya que este valor algo más "frío" ha demostrado ser más práctico para la correspondencia cromática que los 5.000 Kelvin puros y relativamente amarillentos.

En general, el uso de Kelvin para medir la temperatura de la luz proporciona un método práctico y normalizado para describir y controlar el color de las fuentes de luz, lo que tiene una gran importancia en muchos ámbitos de la percepción visual y la tecnología.

Por cierto, la palabra "grado" no se utiliza en relación con el kelvin. Una temperatura de 5.000 Kelvin no se denomina "5.000 grados Kelvin", sino sólo 5.000 Kelvin o "5.000 K".

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